Ediciones B. Barcelona, 1999
Colección Ficcionario
Págs. 405
Edición revisada de El desfile de la victoria
Editorial Planeta, Barcelona 2006
Págs. 418
Sinopsis
LA GRAN NOVELA SOBRE EL MADRID DE 1953, CUANDO LA POSGUERRA NOS MOSTRABA UN MADRID EN BLANCO Y NEGRO. En la pensión de doña Amelia la vida late por debajo de una España sometida. En la calle, el anticipo del eco de las botas militares que se disponen a celebrar la victoria franquista parece acallar los sonidos de la vida; pero dentro, el roce humano se convierte, inevitablemente, en un hervidero de pasiones y esperanzas. Mientras tanto, Ernesto Bacigalupe, un anarquista español que viene de Francia, recorre las calles de la capital abrumado por el peso de la historia, que pretende cargar sobre sus espaldas. Ha decidido matar a Franco y aclarar así el horizonte de España; pero no sabe, ni imagina siquiera, que es el pasado lo que le acecha a la vuelta de la esquina: en la pensión de doña Amelia le espera la hija a la que abandonó hace años. |
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Algunas Críticas
================================================================ Antonio Gómez Rufo acaba de ver reeditada siete años después su novela “El desfile de la victoria”, ahora publicada por Planeta con el título “Balada triste en Madrid”. Gómez Rufo ha cambiado el final en esta nueva edición, siendo más condescendiente con Ernesto Bacigalupe, el protagonista de esta novela que es «un dibujo de una España en blanco y negro que pretendía ser multicolor». ENTREVISTA ¿Por qué revisar la reedición de esta novela? Antonio Gómez Rufo: Yo, como otros escritores, nunca me leo una vez he publicado porque me entrarían ganas de ajustar un adjetivo, elaborar mejor una oración o eliminar una subordinada. En esta novela, salvo un par de comas, problemas sintácticos y buscar un final distinto la edición está prácticamente igual que la de 1999. Sabía que la novela tenía dos finales posibles, utilicé entonces un final negativo y ahora quería aprovechar la época del estraperlo de la muerte, en la que a cambio de una cantidad de dinero se conmutaba una pena de muerte por otra de prisión. El paso de los años nos va cambiando el punto de vista y estoy seguro que, con los años, si tengo que revisar mi obra, habrán modificaciones, porque no se piensa igual ni se tienen los mismos conocimientos literarios, esa revisión quizá quitará frescura pero añadirá valores positivos. No afectará al compromiso literario ni de la postura ideológica, sino de carácter sintáctico. ¿Algunas de las escenas del libro pueden calificarse de berlanguianas, como la huida de la pensión? Antonio Gómez Rufo: Es posible que la novela en conjunto forme parte de la tradición literaria de la comedia grotesca, de la manera de hacer berlanguiana, como el enfrentamiento de situaciones al límite de la verosimilitud. El mundo de la audiovisual nos influye y los comportamientos sociales tan acelerados y tan variables influyen, pero no calificaría esta novela como berlanguiana a pesar de que Azcona y José Luis García Sánchez querían llevarla al cine y aunque Azcona sea el alter ego de Berlanga. Esta novela es un ajuste de cuentas con la realidad, una novela sobre una época de ruptura del poder de la Iglesia y del comienzo del poder de los tecnócratas, la semiapertura al extranjero de España al destacar varios países embajadores en Madrid. Es un momento en que se produce la segunda decepción de loa republicanos, que esperaban la caída de Franco igual que el resto de los totalitarismos europeos. Los globos eran grises por entonces, pero la familia Aragón trae de América un nuevo caucho para fabricar globos de colores, que presenta algo de color y alegría en la vida triste de la ciudad, no es algo baladí, sino una metáfora de que algo podía empezar. Al año siguiente aparece la primera lavadora automática, comienza sus emisiones TVE, el país parece que vislumbra en la lejanía unos cambios que al final tardaron más de veinte años en producirse. En su novela afirma que la posguerra fue la paz de los cementerios. Antonio Gómez Rufo: Sí, no se puede hablar de paz cuando se está amordazando a un pueblo, cuando la gente está en silencio y se esconde en casa por temor a que le pidan el documento de identidad, cuando se confunde la paz con el orden público o con la apariencia de tranquilidad, entonces esa es la mejor metáfora del cementerio, porque en el cementerio nunca ocurre nada, sus habitantes está muertos. En Madrid ocurrían pocas cosas porque sus habitantes ideológicamente eran obligados a estar muertos. ¿El arte de la ficción impone su versión a la realidad histórica? Antonio Gómez Rufo: Junto a la historia es imprescindible la memoria. La historia está explicada por los vencedores que eliminan documentos, huellas que no les convienen a sus intereses, por eso es tan importante sumar a la historia la memoria, que es aquello que conservamos porque lo hemos vivido, lo que de verdad pasó más allá de lo que nos cuenta la historia. La novela en ocasiones utiliza también la memoria para explicar aquello que la historia no puede contarnos. Concretamente, en “Balada” la documentación la obtuve de la prensa del momento sino conversando con algunos ancianos. Cuando la novela por su propia capacidad de fabulación permite aunar historia y memoria, empieza a ser realmente trascendente a la hora de explicar cualquier hecho. ¿Un autor consagrado por qué decide presentarse al premio Ciudad Ducal de Loeches con «El señor de Cheshire«? Antonio Gómez Rufo: Es un divertimento literario erótico, un cuento largo, escrito por puro placer y por azar se ha publicado. Me divertí mucho al escribirla como se divierte el lector al leerla, pero no creo que forme parte de mi corpus literario que vaya a reivindicar. ¿Por qué usted prefiere la denominación de novela legendaria por encima de la histórica? Antonio Gómez Rufo: Vivimos una época de zozobra, tememos el futuro y cuando esto sucede en la sociedad, esta tiene tendencia a mirar hacia atrás, revisar el pasado a la vez que nos revisamos a nosotros mismos de ahí que la lectura de la novela histórica de verdad nos pueda explicar un poco cuál ha sido nuestro pasado. Prefiero la denominación de novela legendaria porque toda novela es histórica en el momento en que sucede en un ambiente histórico concreto y con verosimilitud, una novela escrita hoy en diez años puede ser histórica. La novela legendaria es aquella que utilizando un hecho o un personaje del pasado actúa sobre él para que el lector se identifique con las claves de lo que sucede hoy. La novela legendaria sí nos ilustra, nos sirve para aprender mientras que la novela histórica es cualquier novela que se gana la calificación de histórica porque transcurre en un siglo distinto al que vivimos. Usted fue finalista del premio La Sonrisa Vertical, que ha sido desconvocado por la editorial. Antonio Gómez Rufo: Hoy en día la novela erótica se publica en cualquier sello editorial, no necesita una colección específica para publicar y esa es la razón de que no se convoque el premio La Sonrisa Vertical y no el que no hayan manuscritos aceptables, o no hayan lectores para la novela erótica, o pornográfica porque la diferencia es meramente administrativa, los límites son demasiado débiles. El erotismo impregna todo el mundo literario y La Sonrisa Vertical sigue como colección. Carlos Ferrer © www.ciberanika.com |